La experiencia de jugar a nivel del cerebro opera en los
sistemas relacionados con la emoción, la motivación, regulación de las
emociones, los sistemas de respuesta al estrés, los vínculos afectivos, el
aprendizaje, la creatividad y la recompensa a través de varios sistemas
adaptativos como el placer y el disfrute.
el juego aparece hacia los 5-6 meses se cuestionan y ajustan
su comportamiento a la actividad lúdica que realizan, toman decisiones,
anticipan resultados, activan su imaginación y creatividad, confrontan
emociones, desarrollan habilidades sociales, nuevas formas de pensar, se
descubren a sí mismos y a los otros, a la vez que se divierten. En fin, el
juego les proporciona la estimulación y la actividad física que el cerebro
necesita para desarrollarse y poder aprender
Jugar solo o con pares permite construir y reconstruir
conocimientos, representar y expresar el mundo a través de múltiples lenguajes,
descifrar realidades e imaginar mundos posibles que contribuyen a desarrollar
los enormes potenciales cognitivos, afectivos, estéticos, éticos,
comunicativos, corporales y trascendentes en plena evolución en la infancia y
la niñez.
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